El próximo halving de Bitcoin, programado para la tercera semana de abril, marca un momento crucial en la historia de la industria de las criptomonedas y lleva a muchos inversores a reflexionar sobre cómo afectará a activos tradicionales como el oro.
Para aquellos que no están familiarizados, el halving es un evento que ocurre aproximadamente cada cuatro años cuando la recompensa por minar nuevos bloques se reduce a la mitad. Esto disminuye la tasa de creación de nuevos Bitcoins y, en última instancia, limita el suministro total de la criptomoneda. Históricamente, los halvings de Bitcoin se han asociado con aumentos significativos en el precio debido a la reducción de la oferta y al aumento de la escasez.
Entonces, ¿cómo se relaciona esto con el oro? El oro ha sido durante mucho tiempo considerado como una reserva de valor y una cobertura contra la incertidumbre económica. Tiene un suministro finito y no está sujeto a los caprichos de los bancos centrales o gobiernos. De manera similar, Bitcoin comparte algunas de estas características, con su oferta limitada de 21 millones de monedas y su naturaleza descentralizada.
A medida que Bitcoin se vuelve cada vez más escaso debido al halving, algunos inversores pueden verlo como una alternativa atractiva al oro.
En 2024, tanto el metal precioso como Bitcoin alcanzaron un éxito notable. El oro alcanzó varios máximos históricos, mientras que Bitcoin superó los $73,000.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el oro y Bitcoin sirven para diferentes propósitos en una cartera de inversiones y son activos complementarios, cada uno con sus ventajas únicas.
La diversificación juega un papel clave en la creación de una cartera de inversiones resistente capaz de resistir cualquier desafío. Mientras que las criptomonedas ofrecen alta volatilidad y potencial para ganancias significativas, el oro proporciona estabilidad y una trayectoria comprobada de éxito durante miles de años.